Artículo de Gorka Urtaran Agirre (Portavoz de EAJ-PNV en Vitoria-Gasteiz)
Publicado en El Correo el 19.05.2014
Generalmente tendemos a ubicar a los partidos políticos a la izquierda o a la derecha en función de sus políticas en relación al Estado y al gasto público. De esa forma, aquellas formaciones que propugnan una mayor intervención del Estado y un mayor gasto público son identificadas como de izquierdas, mientras que las que promueven una mayor participación de la iniciativa privada y un menor gasto público son definidas como de derechas.
La crisis económica que todavía azota a nuestras familias y empresas -seis años después de su inicio con la caída de Lehman Brothers- ha polarizado los discursos de la izquierda y la derecha política española, mostrando la peor cara de ambas sensibilidades. Así, ante la necesidad de seguir apareciendo como una opción política progresista, incluyente y sensible a la cuestión social, la izquierda gobernante amplió el gasto público durante los primeros años de la recesión, sin reparar en el descenso del ingreso y generando cierres de ejercicios con altos niveles de déficit y deuda pública. Por otro lado, la derecha aprovechó la crisis y las directrices de la Troika y los gobiernos europeos más liberales para, en nombre del rigor económico y la estabilidad presupuestaria, aplicar los recortes de gasto público más severos, indiscriminados e injustos que se hayan conocido en toda la historia del estado de bienestar.
La derecha, personalizada en Rajoy y el Partido Popular, perdió toda su credibilidad tras la estafa electoral de 2011 al recortar las políticas y servicios públicos que había prometido mantener, y al aplicar con mayor intensidad las medidas de ajuste que se había comprometido a revocar. La política perdió todo su valor cuando el gobierno del Estado rescató a los culpables de la crisis y castigó severamente a los inocentes de la misma.
Vitoria-Gasteiz no ha vivido ajena a este fenómeno. El Gobierno municipal socialista de la anterior legislatura incrementó significativamente el gasto público -no necesariamente en políticas sociales o prioritarias- sin atender el descenso del ingreso, lo que se tradujo en déficit anuales de hasta el 13% y en un incremento significativo de la deuda pública local. Por otro lado, el actual Gobierno municipal popular actuó durante el primer año y medio de esta legislatura al dictado de Génova, aplicando los mismos recortes y utilizando los mismos argumentos que sus compañeros de partido en Madrid o Valencia.
A finales de 2012, la ciudad estaba sometida a una gran conflictividad política y social. El PP casi había desmantelado a golpe de decreto de Alcaldía el modelo social que había sido referente durante décadas. No había pleno municipal al que no acudieran numerosos ciudadanos y colectivos a mostrar su indignación por las políticas de “austericidio” desarrolladas por el Partido Popular y por las graves consecuencias que éstas estaban teniendo en la calidad de vida de quien no era culpable de la crisis: la ciudadanía.
El acuerdo presupuestario promovido por el PNV en enero de 2013 supuso un punto de inflexión en la política local y en las relaciones municipales. Aún con menos recursos que en 2012, fuimos capaces de definir otro modelo político en el Ayuntamiento, centrando fundamentalmente los recursos en las personas y en sus necesidades. Priorizamos, con mayor o menor éxito, las políticas de empleo, las sociales, las educativas, las culturales, las de igualdad, las de cooperación, las de euskera, las de juventud,... En definitiva, reforzamos los servicios dirigidos directamente a las y los gasteiztarras. Incrementamos el gasto dirigido a la ciudadanía sin aumentar el gasto público total del Ayuntamiento. Y buena prueba de ello es el informe de estabilidad presupuestaria realizado por el Interventor General y debatido en el Pleno municipal del pasado día 6. El ejercicio 2013 se ha cerrado por primera vez en muchos años con superávit y con el nivel de ejecución presupuestaria más alto del último lustro (en torno al 90%). El año pasado logramos la estabilidad presupuestaria sin renunciar al gasto público destinado a las personas. Recuperamos las políticas y servicios públicos que el PP había recortado en 2012 a la vez que logramos tener superávit.
Sería, además de falso, una torpeza arrogarnos todo el mérito. Soy consciente de que el cambio de ciclo político que iniciamos las y los concejales de EAJ-PNV con el acuerdo presupuestario de 2013 y su férreo seguimiento no han sido la única causa de este logro. Sin duda, el trabajo de la plantilla municipal, del tercer sector del municipio y de las empresas que colaboran con el Ayuntamiento, junto con el cumplimiento de lo pactado por el equipo de gobierno, han sido fundamentales también para la consecución de este hito. Porque no deja de ser un hito importante el demostrar, a través del acuerdo político, la compatibilidad del rigor económico con el mantenimiento de las políticas y servicios públicos. Gasto público sin despilfarro. Rigor económico sin recortes. Hemos demostrado con hechos y mediante el acuerdo que en Euskadi y en Vitoria-Gasteiz el modelo que funciona no es ni el de la derecha de Rajoy y de Maroto ni el de la izquierda de Rubalcaba y Lazcoz, sino el modelo vasco: el del desarrollo humano sostenible, el que pone la política al servicio de las personas desde el rigor económico, la transparencia y la responsabilidad pública.
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